Desde que comencé mis actividades laborales a los 18 años, siempre rayé con los horarios, con las normas estrictas de un uniforme, un protocolo para hacer y decir, y aunque no me gustaba mucho seguir las reglas, debo decir que estar en diversas empresas me permitió aprender a tener estructura y a tener disciplina, saber cómo se hacen las cosas, aprendí mucho, y me estructuré en el camino.
Aun así, mi ser completo buscaba la independencia y esta llegó cuando quedé embarazada, hace 14 años. Es curioso pensar que un embarazo y un hijo te va a dar independencia, en mi caso lo fue, se ratificó en mí la idea de no querer estar en una oficina, 8 horas, más dos de desplazamiento, por ese entonces trabajaba en producción de televisión, así qué, lo horarios eran más extenuantes.
Con la incertidumbre, con el miedo de pasar de una oficina, y parar actividades laborales, ¡para dedicarme a ser mamá! ¡Estaba más segura que antes del cambio que se avecinaba! Aún así, no soy una mujer que se queda quieta, en plena gestación mi esposo tuvo la idea de crear un emprendimiento para mí, para los dos, para la familia que se estaba gestando en el 2007.
Con seis meses de embarazo, y la convicción del cambio que se avecinaba, también se gestaba Sexy Sentido, una boutique de lencería sensual femenina, que poco a poco empezó a crecer, y a transformarse en un centro de asesoría para parejas, mujeres y hombres, que inicialmente llegaron buscando una prenda para su pareja, y ahí comenzaron las asesorías para ellos, para el individuo en materia de intimidad, de miedos y sexualidad consciente.
Hoy. 14 años después, no solo se comercializa la lencería, ahora hay ropa para ellos, juguetería, aceites, velas para masaje y lo mejor de todo, asesorías y clases en Tantra para cada persona que quiera descubrir su potencial a través de su energía vital, creativa y erótica.
Aunque no era fiel seguidora de los horarios, y las rutinas, tuve que adaptar una a mi vida, elegir el mejor horario, tener rutinas de sueño para mi y mi bebé y especialmente, los tiempos en los que debía sentarme y dedicarle al emprendimiento.
Sí, los horarios, la disciplina, el estudiar sobre el tema y un plan semanal, se volvieron mis mejores aliados, para hacer crecer el proyecto, mientras mi esposo continuaba en oficina.
Confieso que es una tarea titánica, a hoy 14 años después, aun mantengo los mismos hábitos, y aprovecho cualquier instante en el que despierto temprano y todos están dormidos en casa.
Escrito por Nataly Garzón.
Mujer empresaria y también mamá
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